Hoy, he decidido contar mi historia, no porque crea que es digna de ser contada, sino porque en este recorrido he aprendido algunas cosas que me gustaría compartir.  

Mi historia es sobre éxitos y fracasos

En octubre de 2013, hace exactamente 9 años llegué aBarranquilla con toda la ilusión de iniciar mi nuevo hogar. Recién casada, tomé el cargo de directora de una Fundación, que en ese entonces contaba con 3 centros de conciliación. Un poco asustada por los retos que me imponía la vida y sin mucha expectativa, en junio de 2014 inicié la carrera de derecho, sin saber todo lo que traería este recorrido.  

Alguna vez, mucho tiempo atrás quise ser abogada, por allá en 1996. Después de estudiar comunicación social y periodismo, hoy he logrado una mirada integral y social de la justicia y de nuestros derechos.  

Amelia, mi hija hermosa, nació en enero de 2016. En mi nuevo rol de madre, directora de una fundación que cada vez era más próspera y reconocida, Presidenta y fundadora de la Federación Colombiana de Centros de Conciliación, Fedecentros MASC, decidí dejar mi carrera de derecho y dedicarme a mi trabajo y a mi rol de madre.  Ya de por sí, desde el 2013 estaba dedicada a actividades relacionadas con el ejercicio del derecho.

En junio de 2019 regresé a la universidad para terminar mi carrera, aunque por cambios en la malla curricular, debí volver a cursar gran parte de las materias. En ese entonces, Amelia tenía 3 años.  

En todos estos ires y venires, había logrado una vida de éxito, de reconocimiento, un hogar feliz y una empresa social próspera. Mi rol como madre, esposa y Directora definían totalmente lo que era y me daban la “solidez” de mi felicidad.

Sin embargo, en marzo de 2022 todo lo que aparentemente era y tenía, se vino abajo: mi matrimonio, mi fundación, todo lo que había construido… Me quedé sin piso y pensé que lo había perdido todo.  

Entonces recordé la historia de Bartolomé, mi abuelo materno, un indígena Páez, un leñador, que un día perdió una pierna cuando un árbol le cayó encima. Víctima de la violencia de nuestro país, en ese entonces entre conservadores y liberales, fue despojado y desplazado de sus tierras, yen muletas huyó al casco urbano, junto con su esposa, mi abuela y sus 11 hijos, dentro de quienes estaba mi mamá.  

Todos los hermanos de mi abuelo Bartolomé fueron asesinados menos él, porque le avisaron que huyera. Mi abuelo perdió todo, pero no perdió su vida, precisamente por estar en muletas. Nunca perdió su alegría, ni su capacidad de conciliar, un hombre apacible y feliz, que tejía atarrayas y chiles para la pesca artesanal. Bartolomé como San Bartolomé, resistió grandes embates en la vida, con su espíritu honrado. Murió a los 84 años, el 30 de diciembre de 1983.

Juzguen ustedes si mi abuelo fue un perdedor o un ganador, si fue un hombre de éxito o fracaso. 

Entendí entonces que nadie podía robarme, ni quitarme algo que realmente no era mío. Lo que yo era, seguía ahí, intacto, y agradecí aún más a todas las personas que me ayudaron a llegar el día de hoy a este lugar.  

“Dejar ir nos da libertad, y la libertad es la única condición para la felicidad. Si en nuestro corazón todavía nos aferramos a algo, no podemos ser libres”(Thich Nhat Hanh)  

El 13 de mayo de 2022 fundé mi propia fundación, en honor a mis padres, a mi madre Amelia Perdomo de García, con el apoyo de mis 3 hermanos. APG, Paz & Reconciliación (Amor, poder & Género) es el primer centro de conciliación y mediación con enfoque en género del país.  Hoy en día contamos con sedes y centros de conciliación en las ciudades de Puerto Colombia, Barranquilla y Bogotá, y estamos abriendo un cuarto centro en Mocoa.

Ya iniciaremos la ejecución de proyectos en Putumayo y en el Salado, y el 2 de diciembre estaremos realizando el lanzamiento del primer centro de mediación familiar para la prevención de violencias basadas en género y la protección integral de los derechos de los niños, niñas y adolescentes de Colombia. El 22 y 23 de noviembre realizaremos el Primer Congreso Internacional sobre métodos de resolución de conflictos con enfoque en inclusión y medio ambiente.

Culminar mi carrera de derecho es un logro muy significativo, porque hace parte de mi proceso, de resurgir aparentemente desde cero.

Nuestro propósito en la vida es encontrar un propósito, y entregarle todo nuestro corazón.

En este proceso de pérdidas y ganancias, presenté mi tesis de grado y lloré de felicidad, cuando mis profesoras me dijeron que había obtenido la máxima calificación, como tesis laureada. Ahora en medio de esta fragilidad, he logrado un corazón más humilde y agradecido, (aunque aún queda mucho por recorrer) porque descubrí que nuestros logros son un gran regalo de la vida.  

Quiero agradecer a las personas que permanecieron ya las nuevas que llegaron alineadas, con nuevos grados de conciencia y perspectivas sobre los verdaderos propósitos de la vida.  

La vida no nos quita, nos libera. Este es mi nuevo camino, mi propio camino

El convertirme en lo que soy hoy, es un gran regalo de la vida, exactamente en este momento, el momento perfecto.  Ustedes juzgarán si soy fracasada o exitosa. Pero para ser honesta, sé que lo que piensen de mí, no me define. Y a eso quiero invitarles, a que vayan por el mundo con un propósito, que sean valientes, que actúen de corazón, que no se limiten por los juicios ni las opiniones de los demás, sino que actúen por convicción, que crean en ustedes mismos, y que, si un día lo pierden todo, como aparentemente yo lo hice, sepan que este es un acto de liberación y que la adversidad saca lo mejor de nosotros.  

Por eso, no guarden rencor, ni resentimiento, porque quienes nos permiten enfrentar situaciones difíciles, son nuestros verdaderos maestros. No hay nada bueno ni malo en la vida. Vinimos al mundo a buscar la felicidad, y la felicidad solo la encontramos en la paz de nuestros corazones y de nuestras acciones.

Por eso, seamos responsables de nuestras acciones, no nos subestimemos, y entendamos que tenemos posibilidades infinitas de transformarla vida y la realidad. Las circunstancias no definen lo que somos. Hoy les deseo una vida con propósito, llena de éxitos, de aprendizajes, de coraje y de valentía. Creamos profundamente que hoy, nuestras posibilidades son infinitas.  

Palabras escritas por María Mercedes García-Perdomo para el día de su graduación, Universidad Autónoma del Caribe, Barranquilla, 21 de octubre de 2022.

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